domingo, 4 de julio de 2010

Fraternidad, esa es la convocatoria

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La idea de mayoría es muy respetable en toda democracia.

La mayoría manda o —por lo menos— debe mandar.

Esto es importante. Sin embargo, hay conceptos aun más elevados, más significativos.

La libertad y la igualdad son algunos de éstos.

Suponen que no haya poder sin restricciones, sin límites.

Esto aplica "hasta" las minorías.

Por eso, una mayoría —el pueblo francés del siglo 18– que formaba la minoría en términos de distribución del poder, reclamó un lugar más relevante en un momento determinado. El derecho natural tuvo, entonces, un carácter revolucionario, basado por supuesto en esos principios.

Así, la razón se proclamó como la "práctica constructiva" o como la madre de las "ideas fuerza" de un orden social más justo y —obvio— racional, donde el estado debía abarcar todos los intereses "de todos". O sea, del pueblo, mucho más allá del hombre en cuanto tal, lo que en sí mismo representaba grandes pasos hacia el surgimeinto del hombre ya como sujeto social, organizado y protegido por lo que serían las nuevas relaciones del ciudadano (y de todos) con el poder del estado.

El valor de lo colectivo se expresó, entonces, en la defensa protagonizada por una "mayoría", ante los derechos de los particulres, de "cada particular", en un movimiento general en el que la soberanía del pueblo es lo máximo.

Para avalar esto, los derechos universales del hombre aportan la filosofía que "inspiró" y "defendió" la revolución francesa.

Es así como el hombre en todo su valor, y el pueblo, como persona moral, se convierten durante la revolución francesa en nociones vivientes, adquieren un contacto afectivo. El hombre reclama sus derechos porque se ha vuelto consciente de su naturaleza de hombre y reivindica los del pueblo, porque su vida está íntimamente ligada a la comunidad.

Groethuysen, Bernard. Filosofía de la Revolución Francesa. Colección Popular. Editorial Fondo de Cultura Económica.


Los valores en una edificio público de
París en el barrio Le Marais


Donde la comunidad es la humanidad entera, debe haber fraternidad

Por eso, atendiendo el sentido del concepto de fraternidad, es más atendible la convovactoria del Peje que la de Felipe Calderón.

Por parte del presidente, que nunca ha escuchado, llamar al diálogo es périda de tiempo. Se le agotó el crédito. Ya ni lo oímos ni lo vemos.

Al peje tampoco.

Lástima de lo apropiado de su llamado a reconstruir la república en la franternidad.

Porque la fraternidad es vital a lo colectivo, más allá incluso de lo nacional. Implica que unos unidos a otros, podemos asegurar que los seres humanos entendimos nuestra propia capacidad de perfeccionar "el mundo" y que somos confaibles, ante la naturaleza y la especie misma. Sería positivo que la fraternidad fuera un valor mejor reconocido en este siglo 21 de individuos muy conectados, pero pobremente hermanados.

saludos fraternales