viernes, 5 de diciembre de 2008

si la historia y la ideología continúan...

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herman hesse escribió y si la guerra continúa... texto en el que habló de los recuerdos que permanecen. Lo irónico es que no tengo presente el fondo del texto más allá de su título; pero abordaba críticamente su mundo del siglo 20.

Sin perder de vista al alemán, desde hace tiempo reafirmo mi convicción de la falta de prospectiva... en este reino de la incertidumbre vuelven a tener importancia y presencia la historia y la ideología. Éstas deben en todo caso, sostener lo nuevo o lo que imaginamos será lo nuevo.

Esta última, la ideología, se debe rehanilitar por la necesidad de crear nuevas alternativas de pensamiento, de organizar la convivencia y de resolver los macroproblemas de esta megaglobalización. La primera, la historia, porque lo inmediato bien podría replantear problemas superados y nuevas irracionalidades.

Hace más de 60 años se declaró sepultada la "disputa ideológica" sobre la ideología. Varios años más adelante se aventuró también la tesisi del fin de la historia. Los últimos sucesos que llenan los noticieros y los diarios confirman, sin embargo, que el debate sobre ambas no sólo permanece, sino que revive con mayor fuerza y lo hace de manera repentina.

Creo que tanto la historia como la ideología siguen siendo esenciales en la política y en el devenir social.

Escribí en una ocasión que la "ideología" es una suerte de materia prima para el pensador, hoy complemento que es más bien un "marco de referencia histórico". No hay penamiento social sin ideología. Ésta está asociada al espíritu humano.

Un año antes de que naciera, en 1955 se organizó la reunión más importante del pensamiento... (estaban ahí pensadores políticos, académicos, filósofos y periodistas) todos reunidos en milán alrededor del "congreso por la libertad de las culturas". El debate dio a luz la idea del fin de las ideologías. El soporte de la discusión fue justamente la decandencia de las ideologías extremas. (la ideología como falsa conciencia ya no tenía lugar en el mundo y como sistema de ideas era innecesaria en lo que se anunciaba como el reino del pensamiento único)

El mundo había quedado unido en el gran consenso del estado de bienestar. Se vivió una convergencia política que anatecedió a la guerra fría. Sin embargo, el panorama global se volvió a polarizar y vimos transcurrir un siglo 20 que "concluyó" con la victoria de la globalización y el derrumbe del muro de berlín.

Llegó lo nuevo, el mercado super libre y la mágica democracia liberal con gobiernos emanados de las urnas, pero sin ciudadanos contestatarios. Este era el mundo poblado por consumidores y productores, con necesidades materiales, no por perosonas con necesidades sociales. Se estrechó lo público y la comunidad era un lugar para reunir por necesidad a individuos. POr eso el trabajo de "organizador comunitario" en las campañas para la presidencia de eeuu era algo sin méritos.




Ahora la gente se debate sobre el fin del capitalismo. Nuevamente. Ese es el debate real; pero ahora desprovisto de las teorías de la lucha de clases, la plusvalía, la reproducción simple etc, etc. El dilema es ¿qué diablos sigue?

Después del enorme rescate al sector financiero con "dinero público" se ruega por el salvamento de la industria automotriz, curiosamente ícono mágico y supremo de la industria capitalista.

Y lo que sigue es una guerra por las alianzas.

Durante los próximos años, convivirá en el mundo un número indeterminado de potencias, unas consolidadas hace tiempo -Estados Unidos, Unión Europea y Rusia-, otras emergentes -China, India, Brasil, etcétera-, todas de distinta dimensión y fuerza, que desenvolverán su acción por el escenario global, con el objetivo de cubrir sus necesidades y defender sus intereses. Los movimientos de estas potencias, recabando apoyos y procurando aislar al adversario, darán lugar a una danza sin fin en la que se entrecruzarán sus respectivas trayectorias. Surgirá entonces, inapelable, la necesidad de acomodar esta danza a alguna pauta que permita atisbar el futuro con ciertas garantías. Y esta pauta sólo puede ser una de dos: 1) la concertación de alianzas estables, con la finalidad de equilibrar la partida entablada mediante la eficacia disuasoria del miedo, y 2) el progresivo establecimiento de un orden supraestatal expresado en normas internacionales y encarnado en instituciones.


TRIBUNA: JUAN JOSÉ LÓPEZ BURNIOL
La danza de las potencias
El País 05/12/2008

La conclusión es que vamos derechito a una nueva era de divergencias. La competencia en este siglo 21 será entre bloques de naciones democráticas y autocráticas; donde la pregunta es sobre quien será el arbitro.

Sin duda, en tiempos difíciles la fórmula será resolver el dilema de la utilidad de la ideología, sumando dos ingredientes que no le son ajenos: la pasión y la inteligencia. La ideología como sistema de ideas es esencial, imprescindible cuando tenemos que debatir si debemos conservar el sistema social existente o transformarlo.

saludos fraternales










¿habrá llegadoel fin de la ideología?

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