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Desde hace más de 25 años que no veo un "supertazón". La tradición de estar atento tanto al juego más importante de la temporada, al espectáculo del medio tiempo, como a las marcas que le entran cada año a la publicidad en los espacios más caros y de mayor audiencia, han representado algo así como los grandes momentos de la televisión.
En cada edición del superbowl, las fuentes financieras se ocupan de dar datos de audiencias, montos de inversión en publicidad, regalías o de las cifras de la puja entre televisioras. Por su lado, los publicitas se esfuerzan por llamar la atención en esos tiempos dorados de la televisión. A juicio de algunos obervadores, en el superbowl de 2008, el mejor spot fue el de Audi. Llamó la atención también el de victora secret que usó a su number one supermodel, la brasilera Adriana Lima.
Esta año, por lo menos en México, ninguno de los temas anteriores dio la nota. Los mercenarios que se apropiaron del "supertazón" (y de otros espacios del circo deportivo) este año fueron los teleconcesionarios. Para remarcar la animadversión del "pueblo" a los partidos políticos y a las autoridades electorales, en una ventajosa interpretación de las obligaciones legales, las televisoras decidieron cortar el espectáculo para poner los anuncios que la mayoría considera aberrantes.
El IFE reaccionó con un desplegado en los diarios denunciando a los verdaderos responsables de la medida.
El voto de los ciudadanos es, en esta ocasión, por el IFE.
Confirmamos de nueva cuenta que el camino a la democracia está aún por construir. La reacción de los senadores (quienes manufacturaron la ley electoral, ya circula); ojalá y permanezca en el debate, la determinación de somenternos, todos, a una nueva "normalidad democrática" sin reversa.
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